Política, poder y regionalismo europeo a la luz del federalismo integral de Denis de Rougemont
Contenido principal del artículo
Sobre la base de una antropología filosófica personalista de matriz protestante, el pensador suizo Denis de Rougemont plantea una reorientación humanista de los fines de la política: el paso, no exento de dificultades, de la razón de Estado hacia la garantía de la dignidad del ser humano y de las posibilidades de desarrollo
de su personalidad. Esta contribución a la filosofía de los derechos humanos, fundamentada en su caso en un iusnaturalismo deontológico, no elude la relación espinosa entre el Estado moderno y su tendencia a la concentración del poder político. Así, en oposición a la soberanía absoluta e indivisible del Estado nacional,
aporta de forma pionera una reflexión valiosa para afrontar la actual crisis de dicho modelo ya caduco. Su propuesta alternativa, instrumento de análisis y de prospectiva futura en referencia a fenómenos complementarios como la regionalización interna del Estado y la extensión del multilateralismo institucional a nivel de relaciones internacionales en un mundo globalizado, consiste en la vertebración de un federalismo integral. Filosofía sociopolítica de carácter pragmático y orgánico, que, respetando la autonomía de los distintos niveles de poder compartido (local, regional, estatal, continental e incluso mundial), organiza de abajo hacia arriba una red de democracia ascendente, de estructura tanto representativa como participativa. En el interior de este entramado institucional federal, la región es concebida como ente principal de participación cívico-política de la ciudadanía. En último término, se evalúa el relevante influjo ejercido por la perspectiva
rougemontiana sobre los vectores federalista y regionalista del europeísmo político a partir de la segunda posguerra hasta hoy.