El Anuario de Historia del Derecho Español es la más antigua de las revistas dedicada a la Historia del Derecho. Nació en 1924 y con carácter anual se ha editado ininterrumpidamente desde entonces, cumpliendo en 2024su primer centenario.

El magisterio de Eduardo de Hinojosa y su influencia en la formación de la historia del derecho español como disciplina académica y científica fue enorme, desde la creación y dirección en 1910 del Centro de Estudios Históricos, donde un destacado grupo de jóvenes investigadores se formó. Este grupo de jóvenes, heterogéneo en cuanto a inquietudes, formación, intereses científicos e ideología, tenían en común la admiración por Eduardo de Hinojosa, en cuanto que le consideraban como el modelo de científico que cultivó la historia del derecho desde una perspectiva moderna, critica, europeísta y rigurosa. Así, la vinculación afectiva al maestro y la renovación de nuestra disciplina aunó los intereses de Ramos Loscertales, Galo Sánchez y Claudio Sánchez-Albornoz, a los que se unieron, ya fallecido Hinojosa, en 1919, entre otros investigadores: Segura Soriano, Ots Capdequí y Prieto Bances, quienes mantuvieron estrecha relación con Rafael de Altamira y Salvador Minguijón.

La ausencia de una publicación periódica destinada a la historia jurídica, como existía en Alemania o Francia, llevó, en 1924, a Claudio Sánchez-Albornoz a fundar el Anuario como órgano de difusión de la nueva ciencia ius-histórica y tribuna para lo que se ha dado en llamar la Escuela de Hinojosa. En el volumen inicial quedaba claro el espíritu que animó a sus fundadores; el Anuario acogía «trabajos referentes a la Historia del Derecho español, entendiéndose ésta en su sentido extenso y abarcando, pues, desde las más remotas a las más recientes etapas de nuestra evolución jurídica». Junto a Sánchez-Albornoz se incorporaron al equipo de redacción: Galo Sánchez, también discípulo de Hinojosa; José María Ots Capdequí, discípulo de Altamira; José María Ramos Loscertales y Ramón Carande Tovar.

Todos eran muy jóvenes, apenas rozaban los treinta años, y para respaldar su labor con una figura consagrada en la Academia se nombró director del Anuario a Laureano Díez Canseco. Desde ese momento fundacional, salvo el paréntesis de la Guerra Civil, la revista se ha publicado sin interrupción, aunque en algunas ocasiones, por circunstancias diversas, se han unido dos años en un solo volumen, si bien siempre conservando el orden numeral.

Cerrada la edición del año 1929 (Anuario VI), la muerte de Díez Canseco en marzo de 1930 dejó vacante el puesto de director, que no sería ocupado por nadie. Fue el Consejo de Redacción el que asumió la dirección del Anuario. En la década de los treinta, colaboran con el anuario los más renombrados investigadores y docentes, como López Ortiz, Román Riaza, Rubio Sacristán y un largo etcétera. Por su proyección ulterior sobre el desarrollo de la historia del derecho español no podemos dejar de mencionar maestros de nuestra disciplina que entonces empezaban su carrera académica: Manuel Torres López y Alfonso García-Gallo.

En el número del año 1934 (XI), y al haberse cumplido diez años desde el momento fundacional, se dio cumplido reconocimiento a la labor de Claudio Sánchez-Albornoz y se le nombró director. Poco duraría don Claudio en el cargo; únicamente dirigió los números correspondientes a ese año y a 1935, dejando preparado el de 1936 (número XIII), que no llegaría a publicarse. La catástrofe de la Guerra Civil terminó con el Centro de Estudios Históricos y dispersó a ese grupo de investigadores que, bajo el magisterio de Hinojosa, compartía inquietudes y trabajo; algunos sufrieron el exilio, otros murieron y muchos quedaron en España. De aquel Consejo de Redacción unos fueron privados de su cátedra o marcharon al exilio y otros corrieron peor suerte: Ramón Riaza y Salvador Vila fueron asesinados, por milicias republicanas el primero y por los sublevados del bando «nacional» el segundo. Pasada la guerra, se publica por fin el número XIII (1936-1941), en cuya sección Varia se da cuenta de los cambios acaecidos anunciando un amplio Consejo de Redacción en el que aparece como director Galo Sánchez y Sánchez, creándose el cargo de vicedirector, ocupado Manuel Torres López. Ambos ostentarán estos cargos solo en este número. En el siguiente, debido a las difíciles circunstancias económicas de la posguerra, se unieron los años 1942 y 1943 (XIV) y la dirección se convirtió en colegiada, integrada por Galo Sánchez, Manuel Torres y el padre López Ortiz. Torres dejó el Anuario en 1944 para desempeñar varios cargos políticos en el régimen. Entre 1944 y 1947, la dirección fue dual, recayendo en Galo Sánchez y López Ortíz. En 1948, se produjo la renuncia de Galo Sánchez y se nombró un Consejo de Dirección, integrado por López Ortiz, García-Gallo, Maldonado y Ors. Este consejo sería el de más larga duración en la dirección del Anuario, llegando hasta 1983 (números del XIX al LIII). En este largo periodo de tiempo, la publicación se consolidó como empresa científica de importancia excepcional. Este periodo primó la investigación sobre temática medieval y derecho indiano, dando también cabida también a insignes romanistas como Alvaro d’ Ors. Para el número LIV de 1984, el Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, como editor del Anuario, acordó el nombramiento como director de Alfonso García-Gallo, incorporándose al Consejo de Redacción una nueva generación de catedráticos de la disciplina que trajeron nuevos aires al Anuario, ampliándose los temas de investigación, en consonancia con el inicio de la España democrática. García Gallo dejó la dirección en 1991, al jubilarse como catedrático de Historia del Derecho; el Ministerio de Justicia, como editor del Anuario designó como director a Francisco Tomás y Valiente, para dar respuesta a la necesidad de una profunda renovación en la revista, acorde a las nuevas tendencias historiográficas. Así, sin perder su esencia, el Anuario, bajo la dirección del recordado profesor Tomas y Valiente (1992-1996, LXII-LXVI), sufrió cambios formales -portada-, y, lo que es más importante, impulso la historia constitucional como tema de investigación, dedicándole varios trabajos de referencia e, incluso, un número monográfico (1995). La trágica desaparición de Tomás y Valiente no fue excusa para que el Anuario interrumpiera su camino. Enrique Gacto fue nombrado para el cargo y, bajo su dirección experta, continuó su andadura. El nuevo director se afanó en publicar, en dos volúmenes, el Anuario de 1997 (LXVII), un cuidado y extenso número homenaje al profesor Tomás y Valiente, vilmente asesinado por ETA.

El nombramiento como director, en 1998 (LXVIII), de José Antonio Escudero, marcó una nueva etapa donde se visualiza la voluntad de vincular pasado y futuro, retornando el Anuario a su formato habitual, dando cabida a nuevas líneas de investigación. Hay que destacar, también en estos años, la apuesta por la difusión de la revista, afrontando el complejo reto de publicar, por primera vez, en un soporte informático, la totalidad de los números existentes hasta ese momento. En 2008, a la jubilación del profesor Escudero, se hizo cargo del Anuario el profesor Benjamín González Alonso, quien, siguiendo la tradición de contar con un destacado Consejo de Redacción, conservó la calidad del Anuario, convirtiéndolo en una revista de impacto, al publicar números monográficos, referencia obligada en investigación sobre codificación, la publicidad de las normas o la conmemoración del bicentenario de la Constitución gaditana. Bajo su dirección se publicaron en 2009 los números LXXVIII y LXXIX (años 2008 y 2009), así como los siguientes hasta llegar a 2013 (LXXXIII). La jubilación del profesor González Alonso puso fin a la época en que la dirección del Anuario fue ejercida por parte de reconocidos maestros de la historia del derecho.

Tras su mandato, en 2014, ocupó la dirección el profesor Fernando Suárez, que publicó los números correspondientes a ese año (LXXXIV), a 2015 (LXXXV) y 2016 (LXXXVI). Tras su renuncia en enero de 2017, el entonces ministro de Justicia, Rafael Catalá, nombró director al catedrático jubilado Antonio Pérez Martín, que publicó el número del año 2017 (LXXXVII). Desde noviembre de 2018 ocupa la dirección el catedrático de la Universidad de Córdoba, profesor Manuel Torres Aguilar.