Para «evitar las tramas y maquinaciones de la facción»: Una reflexión en torno a los decretos de 1833 para las elecciones de ayuntamientos
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En octubre de 1832, durante la regencia de María Cristina de Borbón y tras la caída del ministerio del conde de Alcudia, se pusieron en marcha una serie de medidas, tanto en el orden político como en el administrativo, con el objetivo de asegurar el trono de España para la hija de Fernando VII. Y una de las importantes decisiones que el nuevo gabinete Cea Bermúdez adoptó, aunque con José de Cafranga como interino secretario del Despacho de Estado, fue la de suspender las elecciones de cargos municipales que se estaban celebrando, evitando de este modo el previsible triunfo en las mismas de los defensores del futuro pretendiente carlista. Con una estrategia guiada con este fin, aunque no exenta de cambios imprevistos debido a la confusa situación política del momento, en 1833, y en pocos meses, se promulgaron dos reales decretos que modificaron el método de elección de los cargos municipales a través de los que se podía favorecer el acceso a los ayuntamientos, no solo a reformistas del régimen, sino incluso a una liberal burguesía de los negocios. Con este complejo contexto político de fondo, el trabajo estudia, bajo el prisma de dos enfoques diferentes, los reales decretos de febrero y de noviembre de 1833: por un lado, atendiendo a las similitudes y diferencias que hubo entre ellos; por otro, a las divergencias que estos tuvieron con la hasta entonces vigente cédula de 1824, por la que Fernando VII había pretendido ejercer un absoluto control en la formación de los ayuntamientos, frente al disímil modelo característico
del Antiguo Régimen. Y también, con el fin de conocer el efectivo alcance que esta reforma tuvo cuando se puso en práctica, se exponen casos concretos como los de La Coruña, Oviedo y Santander, que nos permiten descubrir hasta qué punto los reales decretos de 1833 facilitaron que el control de estos municipios y aun en vida de Fernando VII, pasase a manos de quienes estaban comprometidos con un cambio político.