Caballé, Anna. Concepción Arenal. La caminante y su sombra
Esta obra ha encontrado acomodo, como no podía ser de otra manera, en la colección de Españoles eminentes. Gomá Lanzón, director de la Fundación Juan March, pone de manifiesto en las primeras páginas la necesidad de paliar una carencia de nuestra historiografía respecto a las biografías de hombres y mujeres ejemplares que han tenido un papel paradigmático con su pensamiento y obra en el devenir de nuestra Historia. La protagonista que nos propone Anna Caballé cumple los requisitos en toda su extensión, supo armonizar su excelsa inteligencia con propuestas teóricas desafiantes y un curso vital coherente, taciturno en algunos aspectos, lo que hace más ardua la tarea investigadora. Desaparecidas por el olvido y la dejadez, las moradas donde Concepción Arenal vivió, pensó y escribió. La autora ha buscado su huella a través de cuatro caminos; el primero lo que otros han escrito sobre ella; más elogios que críticas por parte de sus coetáneos, otras biografías, tesis doctorales, literatura que ha ido apareciendo en los últimos tiempos, pero que no ahonda en el sentido más profundo de sus pensamientos y actos, que define lo que la autora llama «política del espíritu», punto de vista y novedad de este trabajo. Además, analiza la obra de Concepción Arenal, en dos vertientes; la publicada y, la inédita conservada en manuscritos (ocho obras de teatro, dos novelas y un poemario), papeles y notas arcanas, contenidas en cuatro cajas del museo pontevedrés que, unido a los documentos familiares custodiados en Archivos, como el Notarial de Madrid, aportan información privada. Ha recabado testimonios de familiares sobre la parte más personal, oculta por la propia Concepción Arenal quien, como lema quería que solo se fijasen en sus escritos y actos, pero también, y esto resulta de máximo interés, en su faceta de destacada pensadora, la biógrafa refiere otras líneas vitales movidas por objetivos o temas similares; compasión, piedad, solidaridad, desde Confucio o Sócrates e Hiparquia, filósofa de Maronea de Tracia, que considera su «alter ego», a la misma Santa Teresa de Jesus que, como Concepción Arenal, llevó a la acción su ideal con el objetivo de mejorar la vida de sus semejantes, ambas rebeldes y tenaces. Imprescindible enlazar con teóricos sincrónicos tan notables, como Jeremy Bentham y Herbert Spenser, hasta contemporáneas; así, el ensayo de María Zambrano sobre la piedad y la obra de Martha Nussbaum de la Escuela de Chicago que, ciento cincuenta años más tarde que Arenal, conecta con la gallega en el análisis sobre la compasión como logro ético, quizá falta alguna referencia a la teoría de Adela Cortina sobre la aporofobia.